top of page
Tiare Vildósola

Mi amiga la verdulera




Conocí a Ana porque tiene una frutería al lado de mi portal. Lo que olvidaba comprar en el Mercadona, me llevó a frecuentar “La Botigueta”.

 

Empecé siendo su asistente de Iphone, hasta que nos hicimos amigas. Ana tiene 64 y yo 35. 

 

Tiene todo los checklist que hoy definen a una mujer 10: dueña de un negocio, una casa en la montaña, divertida, guapa, inteligente, hijos, auto, perro, amigas. Solo le falta un partner. 

 

Tiene miedo a quedarse sola.

 

Ana había dejado a Jose Luis, su novio de 7 años. Luego se arrepintió y cuando quiso remediarlo, él ya no estaba disponible.

 

Me confesó que una vez por semana llama al tarot para preguntar si JL volvería. Me contó que solo pagaba 5 como justificación a su regularidad. 

 

Siempre obtenía la misma respuesta: “Sí, va a volver”. Ana se aferró a esa idea, a esa droga lícita.

 

Un día me tomó las manos y conmovida me dijo. “todos me dicen lo mismo, cómo no voy a creer”. 

 

La fecha que el tarot le daba nunca se cumplía y siempre había una razón para una nueva espera.

 

La convencí para que le escribiera a JL y le dijera lo que siente. Él respondió que para él ya se había acabado.

 

El tarot insistía en que JL volvería, pero que tenía el orgullo herido. Yo ya no sabía si Ana se resistía a la desilusión o es que las cartas tenían razón.

 

Ana comenzó a volverse esotérica.

 

Se compró el libro “108 fórmulas mágicas para tu día a día” que contiene técnicas de magia de la Edad Antigua para conseguir “objetivos nobles”:

 

Se puso una pulsera roja con su nombre, un papel debajo de la almohada con manifestaciones, etc. Un día, mientras ordenaba las naranjas, vi que tenía escrito “Jose Luis” en su mano.

 

“Me salió un video en facebook que explica cómo hacer que una persona vuelva a ti”. Le conté que los móviles te escuchan y le hablé de los algoritmos. Le hizo sentido, pero una parte de ella lo veía como una señal

 

Le pedí que me contara las razones de por qué dejó a JL, fue una de nuestras conversaciones más largas. Su relato era con hastío y conectó con esa Ana que tomó la decisión.

 

Los tarotistas confirmaron que para su cumpleaños reicibiría un mensaje de él. Juntas acordamos que esa sería la fecha límite.

 

Con un sticker boomer y un mensaje predeterminado, JL volvió a aparecer. Ana me lo leyó mil veces para ver si encontrábamos algo que diera alguna luz, pero no, era el momento de cerrar el expediente. 

 

Últimamente me dice que está mejor, que cambió su estado de whatsapp a “Lo imposible es aquello que no intentas”.

 

Le hablé de la discoteca Imperator. Me dijo que habían puros viejos chungos.

 

Le bajé la app OurTime, un tinder para personas de su edad. Las preguntas de configuración eran tipo "¿Te consideras una persona activa?”. Ese día me regaló unos arándanos. 

 

Ana ha ido dejando el new age, menos el tarot, su terapia. Aún tiene una corazonada de que volverá. 

 

Me pidió que le enseñara a usar un Kindle. “Ana, pero ya tienes libros descargados”, “Sí, fue Jose Luis”.

 

Contáctame si te interesa concretar una cita a ciegas con la intuición de que será exitosa.





Este artículo es parte de The Posttraumatic VOL.7 "GENOCIDE".

Puedes conseguirlo aquí. Y suscribirte por aquí.








Comments


bottom of page